De igual forma, la Escritura afirma que el Hijo, igualmente con el Padre, es el primero y el último; es omnipresente, inmutable, todopoderoso; es incomprensible, absolutamente santo, indefectible; es el Creador, Preservador y Gobernador de todas las cosas en el cielo y en la tierra; es el Escudriñador de todos los corazones; el Juez final, y el que recompensa la vida y muerte eterna. Ahora, el que posee tales dominios y ejerce tales funciones, necesariamente debe ser Dios. Pero no hay dos Dioses. Por tanto, el Hijo es uno con Dios, y es Dios.
El día se acaba en:
Recibireis poder!!!
Mientras se trabaja en la traducción se revisan apuntes y se deja constancia de que:
El punto 12 de los principios de trabajo dice: En casos donde surgen dudas sobre la manera correcta de traducir del original, consultaremos preferentemente la Versión Revisada Inglesa de 1885, la Versión Estándar Americana de 1901, la Versión Estándar Revisada de 1946 y el Comentario Crítico Internacional.”