Puedo perder la Salvación

"El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no BORRARÉ su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles" (Apoc. 3:5)

Muchos afirman que sus nombres nunca serán borrados del libro de la vida mencionado en el libro de Apocalipsis, porque creen que ellos fueron predestinados para la salvación. Creen que fueron los llamados para la gloria aún antes de nacer, y por tanto, nunca podrán perder su salvación. De aquí nace el errado y engañoso dicho que reza: "Una vez salvos, siempre salvos".

Estos nos dicen, que los discípulos están escritos en el libro de la vida desde antes de la fundación del mundo, basándose en lo dicho por Jesús en Lucas 10:20, que dice: "Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos".

Pero ¿Cómo puede ser posible que los salvos tengan escritos sus nombres en el libro de la vida si después muchos de ellos "serán borrados"?

Creemos que la razón por la que Dios tiene a todos los creyentes escritos en el libro de la vida es para alentarlos, y para decirles que les tiene mucha confianza, y que ya los considera sus hijos aún antes de que lo merezcan. Sin embargo, en Apocalipsis 3:5 se nos advierte que el Señor aún nos puede borrar del libro de la vida si no perseveramos hasta el fin. Dice el pasaje, así:

 

"El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no BORRARÉ su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles".

Aquí está claro que nuestros nombres pueden ser borrados del libro de la vida, así como seguramente ocurrió u ocurrirá con el nombre del apóstol Judas Iscariote al no haber vencido hasta el final.

En la Biblia tenemos ejemplos de premios o galardones ya "recibidos", pero que se harán realidad sólo en el futuro, si es que perseveramos hasta el fin.

Dios ya nos considera trasladados en el reino de su amado Hijo (Col. 1:13), aunque en realidad nosotros lo heredaremos en la parusía (Mateo 25:31,34).

También se nos dice que ya estamos resucitados y sentados con Cristo Jesús en los lugares celestiales (Efe. 2:6,7), cuando en realidad será para su parusía cuando eso se haga realidad (Rom 8:17; Sal 132:12; Lc. 13:29).

También se nos dice que Dios ya nos glorificó (Rom. 8:30), aunque en realidad la glorificación será para el futuro (Romanos 8:18).

También Jesús nos dice que ya tenemos la vida eterna (Juan 3:36), pero después nos dice que ese regalo será para el futuro, o para la era venidera (Lucas 18:30). Es decir, tenemos concedidas las promesas ahora por nuestra fe, pero se harán realidad sólo en la venida de Cristo, si es que perseveramos y somos fieles hasta el final (Mateo 24:13, Apo. 2:10).

Y recuerde: Si no hemos perseverado, seremos borrados del libro de la vida (Apo. 3:5; Mateo 24:13).

Es que hay gente a quien le da mucho trabajo conciliar el libre albedrío con el pre-conocimiento que Dios tiene de las cosas en virtud de ser omnipresente y omnisapiente.

En Juan 5:24 Jesús dice: "De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió TIENE VIDA ETERNA, y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida".

Aquí Jesús dice que cualquiera que oye su palabra y cree en el Padre, pasó de muerte a vida eterna. Es decir, podemos afirmar que todo aquel que oye a Cristo, y cree en Su Padre, ingresa inmediatamente en el libro de la vida del Cordero.

Sin embargo, sabemos que no todos los que oyen a Jesús, y creen en Su Padre, ¡perseverarán hasta el final!

El Señor Jesús explicó su famosa "parábola del sembrador", y habló de cuatro tipos de personas, una de las cuales acepta la semilla sembrada con gozo, y por un tiempo parece que es un sincero y devoto creyente, pero las pruebas y tribulaciones terminan definitivamente por separarlo del Señor. Este estuvo inscrito en el libro de la vida, pero finalmente terminará borrado de él.

En Marcos 4:25 Jesús dice que "al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará". Es decir, los creyentes han recibido del Señor mucho, incluso muchas promesas maravillosas, entre las cuales está la vida eterna, pero un buen número de ellos finalmente se les quitará todo porque no dieron suficiente fruto.

Esto también me recuerda a la parábola de las diez minas. Aquellos siervos que multiplicaron sus minas que les fueron otorgadas y confiadas por el Señor, recibirán más; y aquellos siervos que no multiplicaron sus minas otorgadas y confiadas por el Señor, serán "decapitados" ante su presencia (Lc 19:11-27).

 

 

¿No está convencido aun?

En Apocalipsis 2:5, Juan se dirige a la iglesia de Éfeso, y le dice que se arrepienta y que haga las primeras obras, sino "se le quitará su candelero."

Es decir, esta iglesia, compuesta por muchos salvos ya inscritos en el libro de la vida, tendría primeramente que arrepentirse para no perder su candelabro de luz. Esta era la iglesia del Señor, parte del cuerpo de Cristo, pero había dejado de lado su primer amor. Se le llama al arrepentimiento para que así no pierda su candelabro que simboliza la luz y la vida en Cristo.

Estos cristianos corrían el peligro de perder sus coronas, de ser borrados del libro de la vida, porque habían perdido su primer amor, es decir, su devoción y pasión por el Señor.

En Marcos 9:41 Jesús vuelve a machacar la posibilidad de que podemos eventualmente perder la recompensa, cuando dice: "Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no PERDERÁ su recompensa".

Aquí Jesús habla a los que "son de Cristo", a los supuestos "predestinados", diciéndoles que no perderán su recompensa si dieran un vaso de agua a alguien en su nombre. ¿Pero qué sucedería si alguno de los que "son de Cristo" no cumpliera con este simple mandato de amor? Pues sencillamente perdería su recompensa, es decir, su galardón.

Hermanos, como hemos comprobado vez tras vez, es una falacia el refrán que dice: "Una vez salvo, siempre Salvo".

Recuerde lo dicho por Pablo a los corintios:

1 Corintios 10:12: "Así que, el que piensa estar firme, mire que no CAIGA".

Si se es salvo para siempre, si se tiene asegurada la salvación una vez se es salvo, ¿Cómo entonces se puede "caer" al no estar firme?

No creo que todo el que cree en la seguridad eterna lo usa como una licencia para pecar, ya que hay mucha gente poco entrenada en todo el consejo de la Palabra de Dios a quienes realmente han confundido, pero los hay que sabiendo que están equivocados, insisten.

¿Saben ustedes cuántas escrituras hemos citado aquí y en otros artículos mostrando, más allá de toda duda que así como la salvación se obtiene o se gana mediante lo que dice Romanos 10:10, también ser pierde, "volviendo a comerse el vómito".

Así que no se confíe demasiado y cuide su salvación "con temor y temblor", porque solamente será salvo "EL QUE PERSEVERE HASTA EL FIN"

Pastor Dawlin A. 

¿Cómo sé si soy salvo?

Esta pregunta en realidad me llena de ternura. ¡Qué lindo saber que alguien quiere estar seguro de que un día se irá a estar con el Señor!

Pues para ayudar a los que se puedan estar haciéndose esta pregunta, para ayudar al que pueda sentir cierto grado de incredulidad en este sentido y para ayudar a que esa duda cambie a un grito de convicción que diga: "Yo sé que mi Cristo vive y que estaré con Él para siempre".

Saber más allá de toda duda que se es hijo de Dios trae esperanza por la certidumbre de la salvación. Una certidumbre tal como la que tenía el Apóstol Pablo cuando dijo:

 

Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Filipenses 1.21

 

Y usted puede tener esta misma convicción mediante la adopción de una prueba sencilla que se encuentra en 1ra. Juan.

1. En primer lugar, permítanme decirle que si tiene dudas, eso no significa necesariamente que usted no es salvo.

La duda es para nuestro espíritu lo que es el dolor para nuestro cuerpo. Así que no se preocupe de que a veces llegue duda a su mente. Yo tengo años en los caminos del Señor y a veces el enemigo quiere traerme duda a mi corazón y créame, hay que hacer un esfuerzo considerable para superar la tentación.

2. En segundo lugar, cuando Dios lo creó a usted, Él le dio vida a usted y usted se convirtió en un alma viviente.

Usted ya no podría dejar de existir de la misma forma que el mismo Dios no podría dejar de existir. Su alma continuará indefinidamente y sin tiempo... ya sea en el cielo o en el infierno. Por lo tanto, su pregunta es aún más pertinente, porque usted no quiere vivir para siempre separado de Dios. ¿Verdad que no?

3. En tercer lugar, ahora piense en la prueba de Señorío.

Pregúntese, ¿Es Jesucristo el Señor de su vida? ¿Es el Señor absoluto de su vida, decisiones, planes, recursos, tiempo, etc.?

Que el Señor es el centro de su vida viene mejor demostrado con hechos que con palabras. Mire cómo lo expresa el Apóstol Juan:

"En esto sabemos que nosotros lo conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: "Yo lo conozco", pero no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso y la verdad no está en él. Pero el que guarda su palabra, en ése verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo." 
1 de Juan 2:3-6

Así que en el corazón de saber si se es salvo está la obediencia a quién usted le atribuye su salvación... ¡Jesús!

Ahora mire cómo Jesús mismo nos lo explica:

 

"¿Por qué me llamáis "Señor, Señor", y no hacéis lo que yo digo?" 
(Lucas 6:46).

Pastor, pero entonces, si peco, si cometo un error... ¿Pierdo mi salvación?

Existen suficientes hipócritas que se lanzarían a responder esta pregunta haciendo exactamente lo mismo que Jesús dijo que no hicieran, cuando en Mateo 7 nos dice:

 

"No juzguéis, para que no seáis juzgados, porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados, y con la medida con que medís se os medirá. ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: "Déjame sacar la paja de tu ojo", cuando tienes la viga en el tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano." 
Mateo 7:1-5

Ese tipo de Cristiano descrito aquí, el Cristiano hipócrita, que PECANDO ÉL MISMO, ES CAPAZ DE ARREBATARLE LA SALVACIÓN A LOS DEMÁS POR LOS MISMOS PECADOS QUE ÉL COMETE, se llama "Cristiano legalista". He predicado una serie de sermones entre Junio y Septiembre que recomiendo para traer perspectiva en ese sentido.

Note que usted reúne a 300 de los pastores más famosos, más ungidos, más santos que usted conozca y les pregunta: "¿Cuántos de ustedes pecó está semana pasada?" y si es cierto que son hombres y mujeres de Dios, TODOS responderá que pecaron. Sin embargo, todos también le responderían que son salvos. ¿A qué se debe este misterio?

Por un lado la Biblia dice que nosotros sabemos que somos salvos porque guardamos sus mandamientos (véase 1 Juan 2:3), pero por el otro lado la Biblia nos enseña que es posible pecar

 

"Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. 9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. 10 Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a él mentiroso y su palabra no está en nosotros". 
1 Juan 1:8-9

Entonces... ¿Cómo se resuelve esta aparente contradicción? Bien fácil.

Usted no es salvo por lo que haga o deje de hacer (La Ley). Usted es salvo por lo que cree (La Fe). Sin embargo, no se puede llevar ninguna de estas dos verdades a un extremo tal que se adopte una (la Fe) y se rechace la otra (la Ley), porque una es el reflejo de la otra.

Usted no puede decir que tiene fe y actuar contrario a los estamentos de esa fe.

Aquí la cosa se torna un tanto interesante y permítanme esclarecer un poco.

Compare Romanos 3:28, 5:1 y Gálatas 3:24 con Santiago 2:24. Fe vs Obras. Pablo vs Santiago. ¿Cuál es el indispensable de estos dos paradigmas? ¡Los dos!

Algunos ven una diferencia entre Pablo (que establece aparentemente dogmáticamente que la salvación es por fe solamente) y Santiago (que también dogmáticamente declara que la salvación es por fe más obras).

Pero en realidad, Pablo y Santiago no discrepan

Pablo dice que la justificación es por fe solamente, por ejemplo en Efesios 2:8-9, mientras que Santiago declara que la justificación es por fe, hecha real gracias a la práctica de las obras.

Este problema (para los débiles en conocimiento) es resuelto exactamente al examinar de qué estaba hablando Santiago. Santiago refutaba la creencia de que una persona pudiera tener fe sin producir ninguna buena obra (Santiago 2:17.18).

De hecho, Santiago enfatiza el punto de que la fe genuina en Cristo va a producir una vida cambiada y buenas obras (Santiago 2:20-26). Santiago no está diciendo que la justificación es por fe más obras, sino que más bien una persona verdaderamente justificada por fe va a tener buenas obras en su vida.

Así que según el Apóstol Santiago, si una persona alega ser un creyente, pero no tiene buenas obras en su vida - entonces es probable que no tenga una fe genuina en Cristo. Ver Santiago 2:14, 17, 20, 26.

Pablo dice lo mismo en sus escritos. Pablo, de hecho, enumera los buenos frutos que los creyentes por fe deberían tener en su vida. Estos se encuentran en Gálatas 5:22-23.

Entonces Pablo, inmediatamente después de decirnos que somos salvos por fe y no por obras (Efesios 2:8-9), nos informa TAMBIÉN que fuimos creados para hacer buenas obras (Efesios 2:10). Por tanto, ambos, Pablo y Santiago no esperan nada menos de una vida cambiada que buenas obras,

 

"¡De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas!" 
2 Corintios 5:17

Santiago y Pablo no discrepan en su enseñanza sobre la salvación. Ellos se acercan al mismo asunto desde diferentes perspectivas. Pablo simplemente enfatizó que la justificación es solamente por fe, mientras Santiago pone énfasis en el hecho de que es cierto que la salvación en sí es por la fe en Cristo, pero que ella, si es genuina, produce buenas obras. Entonces, ¿Soy salvo aún cuando a veces meto la pata?

Por supuesto que sí. Si no fuera así, hasta los hipócritas que lo juzgan, irían todos al infierno.... porque "Todos hemos pecado... todos hemos caído, y TODOS quedamos cortos de la gracia de Dios y si alguno dice que no peca, hace mentiroso a Dios"

Así que mi consejo es el siguiente: Permanezca en su fe haciendo las mejores obras posibles y viviendo como Dios manda... hasta el fin y será salvo.

Si así lo hace, un día le conoceré en el cielo y allá mi podrá decir,"Hermano Dawlin, soy yo, Oscar..." 4. En cuarto lugar, usted debe hacerse la @Prueba de la comunión con el prójimo. ¿Ama a sus hermanos y hermanas en Cristo?

La Biblia nos desafía en varias ocasiones que esta es la forma en que se sabe que están en Cristo (1 Juan 3:14, 1 juan 4:20, 1 Juan 5:1). Cuando uno se salva, se recibe la naturaleza divina de Dios y la naturaleza de Dios es amor (1 Juan 4:7).

 

Ahora bien, aquí hay algo que confunde a los Cristianos Liberales (que es el otro extremo de los legalistas). Usted no es salvo porque ama a sus hermanos, sino, usted ama a sus hermanos porque es salvo.

El amor es la naturaleza del cristiano, porque el amor es la naturaleza de Dios. Si amamos al Señor Jesús, se deduce que la noche sigue al día y que usted, por ende, ama a su prójimo.

 

"Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?" 
1 Juan 4:20

Si después de leer esto, yo le pregunto ¿"Crees que eres salvo"? y es capaz de decir "Sí, hermano", entonces nos veremos en el cielo. De otra forma, aquí hay unos pasos para poder serlo.

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