
Es fantastico! Poder escuchar, la Bíblia hablada, te recuerdo que: " La fe viene por el oir, y el oir por la palabra de Dios".
Job
La Figura de Job y el concepto de "Prueba" "Mis amigos son mis escarnecedores; mis ojos lloran a Dios" (Job 16: 20) Biblia de las Américas La figura de Job y el concepto "prueba" son
idénticos. La prueba de Job explica que toda prueba es inexplicable. Si podemos explicar las pruebas en nuestra vida, ya no son pruebas. 1. ¿Cómo era Job antes de la prueba? El Señor mismo
testifica algo grande acerca de él: "No hay otro como él en la tierra" (Job 1:8). La Palabra de Dios lo destaca como una de las tres columnas de la historia de la salvación (Noé, Daniel, Job
- comp. Ezequiel 14:14). 2. ¿Por qué, entonces, tuvo que sufrir precisamente este hombre justo y temeroso de Dios como pocos, una prueba tan difícil? Muchos pequeños y grandes "Job" luchan
con esta pregunta. Hay que decir al respecto que la prueba de Job no era una especie de castigo por causa de sus pecados, ya que estaba demasiado firme y fielmente a su Señor. Pero en el
primer capítulo nos brinda una visión: La causa de las pruebas de Job, no se encontraba en la tierra sino en el cielo. Nosotros ahora podemos ver esto; Job no podía verlo. La difícil prueba
de Job comenzó en el mundo espiritual. Nació del conflicto de Dios y Satanás. Vemos en Job 1:6 que Satanás viene a la presencia del Señor, y escuchamos las palabras del Señor; "¿No has
considerado a mi siervo job?" Sin embargo, el príncipe de las tinieblas quiere desmentir la declaración "mi siervo": "No tu siervo, sino mi siervo. Tú lo has bendecido, de esta manera todos
pueden decir ser creyentes. pero toca lo que tiene, y verás si no blasfema contra Ti en tu misma preencia" (comp. vv. 8-11). Aquí reconocemos que las pruebas de Job no eran simplemente
casuales, los así llamados golpes del destino, sino que tenían un inmenso y profundo significado. Se trataba de la honra del Señor: ¿Iba a tener razón El, el Señor, o Satanás? 3. ¿Por qué
eres tú sometido a pruebas? ¡Para que la aseveración de Satanás ante el trono de Dios, de que en realidad no eres sincero en tu entrega,se revele como mentira! ¡Se trata de la honra del
Señor! ¿Cuán limitado es nuestro horizonte! En cada prueba amenazamos con perder el equilibrio interior; sin embargo, el aferrarnos al Señor Lo glorifica, y nuestro fracaso le da razón a
Satanás. Las Siete Pruebas de Job En la vida de Job, vemos siete pruebas en las cuales siete veces se manifiesta de manera brillante lo firmemente que se aferra al Señor. 1. La inmensa
pérdida de Job en cuanto a cosas terrenales El capítulo 1:13-17 describe con frases muy breves como Job quedó arruinado en el término de un día. A causa de robo, catástrofes naturales y
consecuencias de guerras, el rico Job se volvió pobre. ¡El período de gran prosperidad había pasado! Mientras el tercer mensajero comunicó la terrible noticia a Job (1:17), llegó el último
golpe con el informe del cuarto mensajero, que le anunció la repentina muerte de sus diez hijos a consecuencia de una catástrofe de la naturaleza (vv. 18, 19). Entiéndelo bien Job no perdió a
un hijo, y tampoco a dos, sino a los diez todos juntos: siete hijos y tres hijas. Toda la feliz familia quedó repentinamente destruida. ¡Una prueba de dimensión inimaginable! ¿Cómo reaccionó
Job a esta prueba? ¿Qué dijo, cuando los ataúdes fueron bajados a la tumba recién excavada? Se postró en tierra, adoró y dijo: "Jehová dió, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito"
(vv. 20, 21). El infierno con Satanás al frente vió con asombro y temor, cómo este siervo del Señor quedó inquebrantablemente aferrado a su Señor cuando se desmoronó toda su existencia
terrenal. ¡Esto es victoria en la prueba! 2. La Prueba Física de Job Esta segunda prueba es aún un grado más difícil que la primera. Por más difícil que fuera, lo que había pasado hasta ahora
estaba fuera de Job mismo. Pero luego fue afectado personalmente por una abominable y repugnante enfermedad. Satanás no se dio por satisfecho, y con el consentimiento del Señor, los poderes
de enfermedad atacaron la vida de Job (cap. 2:1-8). Esta enfermedad debe haber sido muy repugnante, pues el muy considerado y glorioso Job (cap. 1:3), al fin quedó sentado miserablemente en
un montón de basura. Job 2: 7, 8 ¡Cómo habrá clamado Job a su Dios para que le de alivio y sanidad! Pero la respuesta desde lo Alto no llegó; solamente se escuchaba la risa burlan del
infierno. Muchos pueden testificarlo: Nada estorba tanto la vida interior, como los tormentos físicos. ¿Cómo reaccionó Job a esta segunda prueba? Quedó aferrado a su Señor, a pesar de que el
Señor primero no respondió a su oración y aparentemente no le hizo llegar ninguna ayuda. Dijo: "Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?" (2:10). La nave de vida de Job
estaba anclada en su Dios. Ninguna tormenta podía alejarlo de El. 3. El Matrimonio de Job se va Desmoronando Esta tercera prueba fue aún más difícil, el tornillo se fue apretando aún más
fuertemente. Job tenía un matrimonio feliz; de no ser así, no hubiera tenido esta buena reputación. Sin duda alguna, la fidelidad de Job al Señor y su irreprochable manera de vivir también se
debían a la buena influencia de su esposa. La esposa tiene una inmensa influencia en el matrimonio, ya sea para bendición o para maldición. Acab jamás habría tenido un fin tan horrible, si no
hubiera sido influenciado por su esposa Jezabel. Sansón jamás habría caído de tal manera bajo el poder del enemigo, si no hubiera sido sucumbido por la influencia de Dalila. Salomón jamás
habría sido abandonado por el Señor, si no hubiera escuchado a mujeres extranjeras.. Pero encontramos en la Biblia también a mujeres que ejercieron una influencia bendecida, por ejemplo
Abigail, que hizo desistir a David de la idea de matar a su marido Nabal (1º Samuel 25:18-35). ¿Y la esposa de Job? Hasta ese momento había ido completamente por el camino de su esposo. Pero
de repente todo se derrumbó encima de ella. Había vertido sus lágrimas delante de las tumbas de sus diez hijos hasta quedar secos sus ojos. Materialmente, su esposo estaba completamente
arruinado, y ella con él. Pero lo que era todavía más grave: vio a su esposo sentado en la ceniza y hecho un desastre. Entonces sucumbió al resentimiento y a la rebelión, y se puso contra su
esposo Job diciéndole: "¿Aún retienes tu integridad? Maldice a tu Dios, y muérete" (2:9). En otras palabras: "De qué te sirve ahora toda tu fe? ¡Ahora que viene la tribulación, Dios no te
ayuda!" En silenciosa desesperación, levantó el puño contra el cielo y se apartó de Dios. ¿Cómo reaccionó Job a esta tercera prueba? Le hirió como un rayo, pues amaba a su esposa. Pero su
reacción fue divina. Desde su montón de ceniza, con toda claridad y severidad le dijo en plena cara a su mujer: "Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado". Con esto, le
volvió la espalda y se aferró aún más resueltamente al Señor. Al actuar así, practicó ya de antemano al mandamiento del Señor Jesús, que El expresó en Lucas 14:26: "Si alguno viene a mí, y no
aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aún también su propia vida, no pude ser mi discípulo." Como anticipo: ¿Fue destruído el matrimonio de Job por su dura
actitud? No, al contrario, fue salvado. El que en la prueba escucha más a carne y sangre que al Señor, aunque concierne al propio esposo o esposa, al fin y al cabo destruye justamente por eso
la convivencia. La autenticidad de la entrega de Job al Señor fue probada de esta manera en todas las áreas de la vida: material, familiar, física y en la felicidad matrimonial. Cuando estos
cuatro factores vitales se derrumbaron en la vida de Job, algo se destacó de manera radiante: ¡Job siguió aferrado a su Señor! El Señor era el Primero en su vida. ¡El oscuro propósito que
Satanás tenía para Job, al fin y al cabo llevó a la glorificación del Señor, pues Job siguió aferrado a su Dios! 4. Job, el hombre que perdió su buena reputación Esta cuarta prueba fue, en su
naturaleza, aún más difícil que las precedentes. Digo: en su naturaleza, porque la honra delante de los hombres es algo sustancial en la vida, algo oculto y tenazmente mantenido -incluso en
la vida de Job, que dijo abiertamente: "Los oídos que me oían me llamaban bienaventurado, y los ojos que me veían me daban testimonio" (29:11). Pero después que todo se había derrumbado
encima de él, la opinión general de la gente se volvió contra él. Comenzó la conocida "campaña de los cuchicheos", y la gente se decía: "Algo no anda bien en la vida de este hombre." El
capítulo 19: 13-16 habla de esto. Podemos reconocer toda la amarga aflicción de Job por estas pocas palabras representativas: "...despojado...como extraños se apartaron de mí...se olvidaron
de mi...me tuvieron por extraño...forastero fui yo...mi aliento vino a ser extraño a mi mujer..." Es como si Job echara a llorar fuertemente, cuando dice: "Me ha despojado de mi gloria, y
quitado la corona de mi cabeza" (19:9). job experimentó, con todas las consecuencias, lo despiadada que es la lengua de los hombres. Pero también en esto, su reacción fue de calidad
maravillosa. Mientras que todo apoyo y toda seguridad se desmoronaron alrededor de él, él clamó, si, gritó: "¡Yo sé!" ¿Qué sabes, Job? ¡No tienes ya ninguna certeza, pues todo te fue quitado!
-No, sigamos escuchando. El dice: "Yo sé que mi Redentor vive" (19 25). Con esto aconteció algo maravilloso en esta cuarta prueba: La figura del Redentor, del Cordero, se destacó cada vez con
más claridad. Cuanto más Dios guía a un hombre al punto cero, tanto más éste se acerca a Jesús. ¡El punto cero se llama Gólgota, la cruz! En este punto cero estuvo el Hijo de Dios. Atravesó
los escalones de las pruebas de Job en una dimensión aún mucho más grande. Cuando estuvo clavado en la cruz su desprendimiento fue completo. Pues e escuchamos decir por boca de David: "Todos
los que ven me escarnecen" (Sal. 22:7). Mira como Job llegó al mismo nivel, sí, cómo prorrumpe de su corazón la palabra : ¡Redentor! "Yo sé que mi Redentor vive". ¿Llegas ahora a ver con
claridad por qué y para qué existen estas pruebas tan difíciles en tu vida? Dije al principio que están aquí para honrar al Señor. Ahora puedo decir: Para que el Señor sea honrado en ti por
la cada vez más clara revelación del Cordero en ti. "Yo sé que mi Redentor vive". Cuando las seguridades terrenales desaparecen, irrumpe la poderosa seguridad de la fe: "Yo sé que mi Redentor
vive". Aquí tampoco debemos pasar por alto que en el momento en que la muerte amenazaba interior y exteriormente desde todos los ángulos a Job, la vida del Redentor se manifestó cada vez más
poderosamente a través de él: "Yo sé que mi Redentor vive". Aquí se cristaliza finalmente algo maravilloso. Job ya no poseía nada. Ya no tenía nada en la tierra de lo cual pudiera decir: "es
mío". Aún más triunfalmente exclamó en ese momento: "Yo sé que mi Redentor vive". Cuando ya no quedó nada en la vida de Job, permanecieron aún el Señor y él mismo. ¡Qué intima llegó a ser su
comunión con su Señor a través de esta prueba! "Yo soy Suyo, y El es mío!" (Cnt. 6:3) ¡Job se aferró ahora mucho más a su Señor!
5. Los mejores amigos de Job y sus hermanos en el Señor se apartaron interiormente de él. Esta quinta prueba debe haber sido aún más difícil, pues los lazos espirituales son más fuertes que
los lazos consanguíneos. Job tenía amigo verdaderamente espirituales, que le demostraron su amistad llorando amargamente junto con él y sentándose con él en la tierra por siete días y siete
noches: "...porque veían que su dolor era muy grande" (cap. 2: 12-13). Esta fue amistad de alta calidad. Pero luego aconteció algo horrible: Cuando los amigos comenzaron a hablar con Job, si
bien hablaron muy piadosamente, no llegaron a acertar su problema. Carecían de todo entendimiento acerca de las profundidades a las cuales el Señor había llevado a Su siervo. Casi lo mataron
con sus citas y enseñanzas piadosas, de manera que finalmente Job les imploró: "Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mi" (cap. 19: 21) ¡Qué indeciblemente grande
debe haber sido la soledad de Job! Los mejores, los más íntimos amigos le abandonaron. Pero también aquí se destaca la imagen de Jesús, quien fue abandonado por Sus mejores discípulos en la
hora de la mayor prueba. El que es guiado paso a paso por Dios hasta el punto cero, al final muchas veces experimenta que incluso sus mejores hermanos cesan de comprenderlo. También Pablo
testificó esto: "Todos me desampararon" (2 Ti. 4: 16) ¡Qué cerca del Señor Jesú estuvo también Job, como figura profética, en esta reacción! Cuando Jesús estaba clavado en la cruz, oró:
"Padre, perdónalos..." La reacción de Job contra sus hermanos incomprensivos y por lo tanto duros de corazón, fue la misma: "...él hubo orado por sus amigos" (cap. 42: 10), y él sacrificó por
ellos. Con esto, no solamente vel al Cordero de Dios en él, sino también el sentir del Cordero, o sea, el sentir sacerdotal. 6. La prueba espiritual de Job Esta sexta prueba que entró en la
vida de Job, fue de carácter totalmente distinto. Fue la prueba de la Palabra de Dios. ¿Fracasaría Job, al ser confrontado en su situación con la Palabra castigadora de Dios? ¿No cerraría
quizás su corazón? Considera bien: Al triunfante fin de una prueba, siempre le precede el profundo castigo y juicio de la Palabra de Dios. Cuando un hijo de Dios que está en una prueba, busca
demasiado pronto las palabras consoladoras de Dios, esto demuestra que su sentir es poco espiritual. Toda prueba exterior, no importa cuán difícil es, purifica la vida de nuestra alma, pero
la Palabra del Señor nos juzga y renueva aún más profundamente (leer He. 4: 12; 1 Pe. 1: 23; Sal. 107: 20; Mt. 8: 8). Es la Palabra de Dios vino a Job por medio de una cuarta persona, que no
se contaba entre los tres amigos. Se llamaba Eliú (cap. 32: 2). Eliú significa en español "Dios mismo". Eliú dijo: "Espérame un poco, y te mostraré que todavía hay más que decir en favor de
Dios" (cap. 36: 2) Y luego, la Palabra de Dios hirió a Job como fuerte golpe: "Tú también eres inocente delante de Dios" (comp. cap. 34: 11-12) Job se había defendido contra los discursos de
los tres amigos, contestándoles apasionadamente. ¿Cómo reaccionó luego a las declaraciones de Eliú? ¿Cómo reaccionó Job a la Palabra del Señor? Inclinó la cabeza. Quedó silencioso. Le dio la
razón a Dios en Su Palabra. Si Job se hubiera rebelado contra la Palabra del Señor, si hubiera cerrado su corazón, no habría podido experimentar la coronación de la prueba. Pero Job se
humilló bajo la Palabra. 7. La coronación de la prueba - La revelación del Señor a Job. Estamos aquí ante una inmensa contradicción, que con todo no es ninguna contradicción, pues por lado,
esta última prueba fue la más difícil para Job, pero por otro lado la más gloriosa. A partir del capítulo 38, el Señor mismo se revela a Job, pero de manera rechazadora. Se manifestó al Job
juzgado en el juicio -por la Palabra, por la tempestad y en Persona-, y ahí se destaca una vez más de manera radiante la imagen del Salvador moribundo. Está clavado en la cruz del Gólgota,
completamente despojado de todo y de todos; entonces el cielo se oscurece y Dios Se revela en El. Inmediatamente antes de la coronación de Su prueba, Jesús experimenta lo más difícil, pues
Dios Se Le revela de manera rechazadora. Aparta Su faz de Su Hijo amado, y Jesús llama en alta voz: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" Job vio la santa majestad de Dios, y su
reacción demuestra una vez más que a través de todas las pruebas, siguió aferrado fielmente a su Señor. HAsta entonces, Job solamente se había mirado a si mismo: "...los ojos que me veían..."
(cap. 29: 11). Pero después, en el punto cero de su vida, pudo ver al Señor: "mas ahora mis ojos te ven" (cap. 42: 5). Entonces Job se derrumbó, en lo más recóndito de su ser, ante la
presencia de Dios. El mismo describió su punto cero: "Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza" (cap 42: 6). Con esto, el Señor había guiado a Job adónde quería tenerlo: al
punto cero -culpable- arrepentido. Job ya no era nada. Cuando Jesús cerró los ojos y murió, los hombres dijeron: "Ahora ya no es nada". Pero justamente entonces, la victoria del Señor comenzó
a manifestarse poderosamente. Fue crucificado en debilidad, pero vive por el poder de Dios (2 Co.13: 4). Si morimos juntamente con El, viviremos con El. Job había representado esto
proféticamente al aferrarse al Señor en la prueba, pues después recibió tanto más bendición. La vida irrumpió en él. En su vacío se derramó la plenitud de Dios. "Y quitó Jehová la aflicción
de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job. Y vinieron a él todos los que antes le habían conocido, y comieron con él pan en su
casa, y se condolieron de él, y le consolaron de todo aquel mal que ellos le dio una pieza de moneda y anillo de oro. Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero, porque tuvo
catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas, y tuvo siete hijos y tres hijas" (cap. 42: 10-13) ¿Por qué te defiendes contra el punto cero? ¿Por qué te resistes al
camino hacia el Gólgota? Dile hoy un sí total al Señor; un sí a tu prueba, sí al camino de la muerte de tu yo, pues Él "hace maravilloso su consejo y engrandece su sabiduría" 8Is. 28: 29) El
fin será glorioso.- Autor: Wim Malgo